miércoles, 24 de abril de 2013

Noveno capítulo- La famosa aventura del barco encantado y el encuentro con la bella cazadora

A los dos día llegaron Don Quijote a la orilla del río Ebro donde Don Quijote vio un barco sin remos amarrado a la orilla. Don Quijote se pensó que era una nueva aventura en donde debía montarse en el barco e ir a rescatar a un caballero o a salvar a una princesa. Se montaron ambos en la barca,
una corriente les llevó hacia unos grandes molinos de agua que había en la mitad del río. Los molineros que vieron como Don Quijote y Sancho se iban sobre las ruedas de los molinos les tiraron de la barca con unos palos yendo luego los molineros detrás de Don Quijote y Sancho para evitar que se ahogaran. Después los propietarios del barco le pidieron a Don Quijote que les pagara los daños,  y Sancho les dio 50 reales
Después de lo hecho se marcharon del río, al día siguiente  Don Quijote y Sancho encontraron a una Duquesa con su criada, a la cual Don Quijote presento su deseo e intención de servir en cuanto hiciese falta. La Duquesa había reconocido a Don Quijote ya que habían leído con anterioridad la primera parte del Quijote.
Don Quijote y Sancho acompañaron a la Duquesa hacia su castillo ya que ambos Duques eran lectores de libros de caballería y querían pasar unos días con Don Quijote.
Antes de que Don Quijote llegara a al palacio el Duque  se había adelantado para explicar a los criados como debían tratar a Don Quijote. En cuanto llegó Don Quijote a la casa de los Duques se dio cuenta de que realmente era un caballero famoso ya que todos en la venta le trataban de una manera totalmente caballeresca, aunque Don Quijote no se dio cuenta de que en realidad le estaban tomando el pelo.
Después de que las doncellas le hubiesen quitado a Don Quijote las armaduras se dispusieron todos a cenar. Don Quijote presidió la mesa, la Duquesa preguntó a Don Quijote acerca de Dulcinea.
En ese momento el Cura que acompañaba a los Duques, Don Quijote y Sancho se dio cuenta de quien era el que estaba sentado en la mesa junto a ellos comenzó a insultar a Don Quijote diciendo que era un loco y que tenia la cabeza llena de tonterías y de chorradas.
Don Quijote al ver que quien le insultaba era un clérigo únicamente le contradijo dando un discurso en defensa de la caballería andante.
Después de ese discurso el Cura le preguntó a Sancho si realmente él era Sancho Panza para reírse de su prometida ínsula. En ese momento el Duque le dijo a Sancho que él le concedería el gobierno de la ínsula que le había prometido Don Quijote, Sancho al oír esto se volvió loco de la alegría. El Cura  se fue a su casa de lo enfadado que estaba.
Después de cenar aparecieron unas doncellas que comenzaron a lavarle la cara a Don Quijote el cual pensó que era la costumbre del lugar. Al poco tiempo las doncellas que le lavaban la cara fingieron que se quedaban sin agua, dejando a don Quijote con la cara enjabonada. Los Duques al ver esto se rieron  pero para que el caballero no se diese cuenta de la broma el Duque también se la lavó la cara.
Después Don Quijote y la Duquesa la cual le preguntó a Don Quijote acerca de sí Dulcinea existía realmente o si era causa de su imaginación. Don Quijote le dijo que si Dulcinea existía o no era algo que no merecía hablarse pero que dentro de él mismo estaba y con eso valía, explicó también que si Sancho había visto a Dulcinea mal vestida era por causa de los encantadores que al no poder perjudicar a Don Quijote lo intentaban con Dulcinea.
Mientras Don Quijote se acostaba la Duquesa y sus doncellas se quedaron hablando con Sancho el cual les contó que nunca había visto a Dulcinea y que le mintió a su amo diciéndole que aquellas tres campesinas estaban encantadas y que una de ellas era Dulcinea. También le contó el sueño de la cueva de Montesinos.
Después de hablar con Sancho la Duquesa acordó junto con el Duque que le iban a gastar a Sancho y a Don Quijote otra broma.


Este capítulo me ha hecho reflexionar sobre la malicia de las personas, es decir, que no son siempre lo que aparentan. Me parece increíble y de mucha deshonra lo que están haciendo los duques con los ingenuos de Don Quijote y Sancho. Al principio del capítulo no me imaginaba que fuesen tan malos. Me ha encantado un refrán que dice Sancho:
    • Tan buen pan hacen aquí como en Francia

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