miércoles, 22 de mayo de 2013

Décimo octavo capítulo- El fin del gobierno de Sancho y su regreso al castillo de los duques

En la ínsula de Sancho era de noche cuando le despertaron diciéndole que se preparar para luchar porque estaban atacando la ínsula. Sancho alarmado se dejó armar con dos grandes escudos, uno por delante y otro por detrás, entre los cuales sacaba la cabeza, las piernas y los brazos; y le dieron una lanza para luchar.
Una vez en la batalla Sancho cayó al suelo al poco de salir y quedó tendido en el suelo sin poder moverse. Todos pisaban a Sancho una y otra vez.
Después de ganar la batalla levantaron a Sancho y comenzaron a felicitar por su gran batalla.
Al día siguiente Sancho preparó al rucio y decidió marcharse, todos los que allí estaban decidieron convencerle para que se quedara pero Sancho dijo que él no había nacido para ser gobernador y que se iba del gobierno tan pobre como había llegado a él.
Con lo relacionado con Don Quijote, el labrador se había marchado de sus tierras para no ser pariente de dueña Rodríguez. Entonces para que se pudiera celebrar el desafío mandaron a un criado que suplantara al labrador y los duques le dieron instrucciones de ganar.
Entre tanto Sancho volvía a la casa de los Duques para incorporarse con Don Quijote a sus aventuras. En su camino encontró a unos peregrinos entre los cuales estaba un amigo suyo que vivía con anterioridad en el pueblo de donde era Sancho. El amigo de Sancho y él estuvieron un rato hablando de la expulsión que había hecho que el amigo de Sancho, el cual era morisco, se tuviera que ir de España. Este amigo de Sancho le contó que estaba de vuelta en España porque había regresado a buscar un tesoro que había dejado escondido. Le dijo a Sancho que si le quería ayudar pero este se negó y después de esto se separaron y cada uno prosiguió su camino.
Mientras Sancho volvía a casa de los Duques se le hizo de noche e intentando buscar un lugar para descansar se cayó en un hoyo muy profundo del que no podía salir. Se pasó la noche lamentándose y a la mañana siguiente Sancho se puso a dar voces para ver si alguien le oía. Al poco tiempo se dio cuenta de que arriba del agujero se encontraba Don Quijote, el cual, al cabo de un rato volvió  con muchas personas con cuerda para sacar a Sancho y al asno del agujero.
Después de salir del agujero Sancho le contó todo lo sucedido a los Duques y estos prometieron darle en un futuro otro trabajo más tranquilo


Este capítulo me ha encantado, me ha enseñado  muchos valores que se pueden resumir en un refrán  que dice Sancho: "Cada oveja con su pareja", es decir, cada uno con los suyos ya que te entiendes mejor. Y no tienes que intentar ser lo que no eres, porque al final saldrás mal parado. Este capítulo me ha animado a seguir leyendo el libro, solo me quedan 6 capítulos, casi nada.

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