miércoles, 15 de mayo de 2013

Décimo quinto capítulo- El gobierno de Sancho Panza y el encuentro de don Quijote con doña Rodríguez

En la ínsula de Sancho era la hora de comer y sus sirvientes le llevaron a un gran palacio donde le iban sirviendo grandes platos de comida. Con el pequeño inconveniente de que cada vez que tenia un plato de comida delante un medico que estaba junto a él mandaba que se lo quitaran.
Cuando Sancho estaba apunto de comer algo decente llegó una carta del Duque diciendo que querían atacarle y seria recomendable que no comiera nada de lo que le ofrecían. Entonces Sancho  solo pudo comer uvas y un poco de pan. Mientras Sancho comía la poca comida que le permitían comer apareció un labrador que le comenzó a contar su vida. Sancho después de escucharle le pregunto que era lo que quería. Entonces el labrador le pidió a Sancho que le diese 300 o 600 ducados para poder celebrar la boda de su hijo y una carta para que su futuro consuegro accediese a la boda con su hijo.Sancho se enfadó mucho al oír esto, ya que estaba comiendo cuando lo interrumpieron
En una de las noches en que Don Quijote dormía apaciblemente escuchóo como alguien entraba silenciosamente en su habitación. Pensando que era Altisidora que quería  conseguir su amor se puso de pie encima de la cama. Al entrar la dueña Rodríguez vio a Don Quijote de esa manera y ambos se asustaron enormemente. Después de ese susto la dueña comenzó a decirle a Don Quijote que le necesitaba por temas caballerescos.
La señora comenzó a contarle a Don Quijote su historia, en la cual decía que ella tenia una hija que había yacido con el hijo de un labrador rico del Duque, el cual le había pedido matrimonio a la pobre niña. También le dijo a Don Quijote que ya le había pedido con anterioridad al Duque que la ayudara pero este no le hacia caso a la dueña por que este labrador solía prestarle dinero.
En un momento de su conversación la dueña comenzó a meterse con Altisidora y con la Duquesa. Después de haber dicho se apagaron las luces de extraña manera y Don Quijote y la dueña comenzaron a recibir pellizcos a azotainas. Después de esta peculiar batalla ambos acosadores se marcharon de la habitación, la dueña salió de la habitación de Don Quijote llorando y Don Quijote se quedó sin saber que extraños encantadores le habían hecho eso.



Lo mejor de este capítulo ha sido el final en el que las acosadoras son Altisidora y la Duquesa, que les pegaban porque habían oído a Dueña Rodríguez mientras las estaba criticando. Este libro es un lio... me cuesta un poco entenderlo. Aunque al final, después de leer el mismo capítulo varias veces, lo acabo entendiendo.

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